En Grecia, la economía sumergida supone el 30% PIB, esto supone poder eliminar el déficit fiscal en tan sólo 2 años.
A modo de ejemplo el fisco griego considera exentos de impuestos a todos aquellos que cobren menos de 12.000 euros anuales y, casualmente, la mayoría de abogados, médicos y otras profesiones declaran 11.999 euros... las consecuencias de todo esto estan en las calles.
En España vamos por el mimo camino, diversos estudios situan la economía sumergida en el 24% del PIB. Ingresos más que suficientes para olvidarnos de los tan dramáticos recortes en sanidad y educación.
Somos el único país que elogiamos las trampas del prójimo cuando alardea de lo bien que evita al fisco con distintas artimañas. Quizá no nos haga tanta gracia cuando tengamos que esperar meses para una visita del médico, o lo que es peor, que esa ambulancía que esperamos angustiados llegue demasiado tarde.
En Grecia los ciudadanos han empezado a tomar consciencia de la situación y muchos ahora exigen la facturas al fontanero, abogado o cualquier profesión. Quizás es un buen momento para que todos nosotros cambiemos el chip. Nos va el futuro en ello.
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