Se han acabado las vacaciones para la mayoría de nosotros, el domingo después de comer se empieza a gestar la tan famosa depresión postvacacional, los telediarios sacarán el típico reportaje en el que recomiendan la obviedad: take it easy, poco a poco… La depresión postvacacional es como la varicela, hay que pasarla y punto.
Hemos estado desde Abril preparando la operación bikini con sumo sacrificio y a la que llevábamos una semana de vacaciones la paella, la cerveza y el tinto de verano se habían encargado de poner las cosas como al principio, con lo que nos hemos pasado el verano presumiendo de barriga cervecera y preguntándonos si vale la pena estar 3 meses cenando acelgas para tan efímera recompensa.
Se avecina una plaga de buenas intenciones para el nuevo curso (sirva este blog como ejemplo), las colecciones en los quioscos, la vuelta al cole de los más jóvenes y la vuelta a la cola del Inem del 20% de la población capaz de trabajar. También los parados han hecho vacaciones, para algunos las vacaciones significa poder trabajar, sobre todo gracias al turismo (que este año ha sido muy bueno).
Disfrutemos del “paluego” que aún tenemos de estas vacaciones, guardemos las fotos para motivarnos cuando llegue el duro invierno y pensemos en todo lo que hemos hecho y todo aquello que nos hemos dejado por hacer para que el año que viene no nos vuelva a suceder.
Por último sólo nos queda mirar al calendario en busca del próximo periodo vacacional, para los más afortunados posiblemente el puente de todos los santos del 1 de Noviembre.
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